El mundo árabe no es en absoluto homogéneo. Pese a que en apariencia los pueblos árabes tienen una historia, una cultura y una lengua comunes, la realidad es que la historia se ha desarrollado de maneras diferentes en las distintas regiones del mundo árabe, y ello ha dado lugar a que existan diferencias palpables en los dialectos, costumbres y cultura que exigen un conocimiento profundo de cada una de ellas antes de realizar negocios en el mundo árabe.

Dentro de este mosaico cultural podemos hacer una primera diferenciación en dos grandes zonas que marcarían los dos principales grupos culturales dentro del mundo árabe: el Magreb (المغرب) y el Mashreq (المشرق), situados cada uno a un lado de una frontera imaginaria que podría trazarse al oeste de Egipto. Cada una de esas zonas se subdivide a su vez en varias regiones, pero a grandes rasgos forman los dos grandes grupos culturales del mundo árabe, cada uno de los cuales ha vivido distintos desarrollos históricos, lo que ha provocado que existan diferencias entre el occidente árabe y el oriente árabe en al menos tres dimensiones: la geopolítica, la lingüística y la cultural.


mapa del mundo árabe magreb mashreq oriente occidente

La dimensión geopolítica

Desde los inicios de la expansión árabe por Asia y el norte de África, los centros de poder político se situaron en el oriente árabe: Medina y Kufa con los primeros califas, Damasco durante la dinastía omeya, Bagdad durante la abasí y, más adelante, El Cairo durante el califato fatimí. El Magreb, pese a depender de esos centros de poder la mayor parte del tiempo, vivió periodos históricos paralelos bajo el mando de otras dinastías, como los almorávides, los almohades, los benimerín y los beys de Túnez.

Además de esa relativa independencia política, las influencias externas del Magreb y del Mashreq fueron diferentes. Mientras el Magreb (de cuya historia no hay que olvidar que forma parte al-Ándalus) tuvo más influencia de la Europa mediterránea, los pueblos bereberes y las culturas saharauis; el Mashreq se relacionó principalmente con persas, indios y otros pueblos asiáticos, además de los turcos durante la época de dominio otomano. Todas esas culturas dejaron su impronta y provocaron las actuales diferencias entre el occidente árabe y el oriente árabe.

La dimensión lingüística

Estas influencias internas y externas afectaron al modo de vida de sus habitantes, algo que se hizo especialmente evidente en la lengua. Las diferencias entre los dialectos del occidente árabe y el oriente árabe son numerosas, pero quizá las más ilustrativas de esta influencia externa estén en el léxico que unos y otros usan.

Mientras los dialectos del Mashreq tomaron abundantes palabras del persa, el hindi, el turco o el inglés, los dialectos del Magreb cuentan con un nutrido número de palabras procedentes del francés, el italiano y el español. En esta tendencia tuvo mucho que ver no solo la influencia de las culturas colindantes sino también la de los países europeos que sobre ellos extendieron su influencia colonial.

Otro factor lingüístico a tener en cuenta es que el dialecto egipcio y los dialectos orientales o shamíes (pertenecientes a la región de la gran Siria) se encuentran muy extendidos y son fácilmente comprensibles en todo el mundo árabe, incluso en el Magreb, cosa que no ocurre con los dialectos magrebíes, que rara vez son inteligibles por los habitantes del Mashreq. La razón de este fenómeno hay que buscarla en el peso cultural y artístico que históricamente (pero especialmente en el último siglo) ha tenido el Mashreq.

La dimensión cultural y artística

Tradicionalmente, el peso cultural y político del Mashreq en el mundo árabe ha sido mayor que el del Magreb. Esto lleva siendo así desde mucho tiempo atrás, con la trascendencia de los lugares sagrados (Meca y Medina) y la importancia de las rutas de peregrinación, además de la importancia que tuvo Jerusalén durante las cruzadas. Más recientemente, el auge del panarabismo y las guerras árabe-israelíes, en las que Egipto tuvo un papel prominente, colocó a este país en una posición de liderazgo entre los países árabes, condición que aún conserva, siquiera simbólicamente, al albergar la sede permanente de la Liga Árabe en su capital, El Cairo.

Pero si en algo se hace notar la preeminencia cultural del Mashreq hoy en día es en la ingente cantidad de producciones culturales que desde allí se exportan. Desde una época muy temprana, países como Egipto, Siria y Líbano se convirtieron en fuertes centros de producción audiovisual (música, cine y televisión). Esto no solo ocasionó la expansión de la cultura oriental por todo el mundo árabe, sino que también atrajo a muchos artistas del Magreb, que no encontraban en sus países la infraestructura necesaria para la difusión de su arte. Este vacío produjo a su vez que las manifestaciones artísticas magrebíes locales se centraran más en lo regional que en llegar a un público árabe más amplio.

Estos son, en resumen y simplificando mucho, los motivos de la “brecha cultural” existente entre el Magreb y el Mashreq. Aunque a simple vista las diferencias entre el occidente árabe y el oriente árabe puedan parecer insalvables (y en ocasiones se instrumentalicen con fines políticos), es mucho más lo que une a estas dos mitades del mundo árabe que lo que las separa. Ambas participan del mismo espíritu cultural, forman parte de la misma civilización y pese a las peculiaridades puntuales que hemos señalado, comparten una historia y una lengua comunes.